La Bañista nace para llenar un hueco en el mercado entre las sangrías económicas de dudosa calidad y las sangrías premium, poco accesibles y convertidas en un elemento mucho más cercano al “souvenir” para turistas, que algo típico para compartir en reuniones entre amigos o en familia.
En Bodegas Elosegi sabían que ellos podían mejorar la receta, volver al origen, cuidar el proceso, buscar la excelencia en el sabor y en la presentación y ofrecer un producto de mucha más calidad. Sangría elaborada como antes, sin artificios. Sólo vino español, azúcar y aromas naturales de fruta fresca y especias como naranja, limón o canela y sobre todo mucha experiencia, mimo y pasión por el sabor auténtico.
Reto:
Nuestro reto consistía en definir su personalidad y llenar de contenido a la marca para después planificar cómo iba a ser su relación con sus públicos (distribuidores, hosteleros, consumidores locales, consumidores extranjeros,…) El primer paso, crear una gama de packaging premium y al mismo tiempo desenfadado. Un producto capaz de llegar tanto a un público novel como experto, con una gama que se adaptase no sólo a botellas de vidrio, sino que pudiera ampliarse también a otros formatos como latas, botellas PET y BIB manteniendo la coherencia y ese estilo vintage tan característico. Además de en el propio producto, La Bañista también debía activarse en tienda online, redes sociales, publicidad y eventos para darse a conocer. Una gama tan amplia y un brand journey tan completo requerían de mucho trabajo y minuciosidad.
Identidad:
Partimos del diseño base de franjas de colores heredado de las botellas. Un elemento sencillo que por sí sólo evoca mar, Mediterráneo, sombrillas, chiringuito,… En resumen, ¡verano! Para los que buscan la tranquilidad y la alegría del verano durante todo el año.
La gama de colores y las tipografías englobados en un universo de “sweet nostalgia” acentúa aún más esos recuerdos de los años 60. Indagamos en ese mundo para empaparnos de los códigos visuales y verbales de la época, un trabajo precioso de recopilación de información que nos sirvió para tener muy claro cuál iba a ser el estilo que lo empaparía todo, desde los packaging hasta el merchandising. Sencillez, inocencia, recuerdos idealizados y alegría bien mezcladas nos darían el combinado perfecto.
Definimos a nuestra bañista como un soplo de frescura en un caluroso día de verano. Una bañista que sabe disfrutar de la vida, que se adelanta a su tiempo y le da igual el qué dirán. Libre, graciosa, desenfadada, atractiva y al mismo tiempo dulce. Representamos esta personalidad mediante fotografías vintage de mujeres que evocan esta forma de ser.
Rescatamos el concepto de “coleccionables” tan típico de los años 60 para generar una gama de latas diferente y curiosa, en las que cada sabor esta acompañado por varias bañistas. Creamos todo un universo conceptual, visual, verbal y sonoro (sí, sonoro!). Una marca para ser disfrutada con todos los sentidos.