Me declaro fan de este programa que se emite en La2 de Televisión Española. Una mirada a la arquitectura que va mucho más allá de sus aspectos técnicos y formales. Una manera interesante, ingeniosa y adictiva de mostrar aspectos de la planificación de edificios, comunidades y ciudades desde la perspectiva de quienes la entienden como un medio para mejorar la vida de las personas.
Como disciplina creativa que conlleva varios saberes en uno, implica muchísimo análisis, estudio, pruebas y malabares para compaginar diseño, usabilidad, presupuestos, normativas,… veo un paralelismo claro con el branding. Forma y color entran por la vista, pero todo toma sentido cuando SE VIVE.
El branding, como la arquitectura, conlleva necesariamente un cambio. Tanto literal: se modifica el aspecto, la forma, el alcance… como figurado: La vida de las personas que lo habitan se transforma, se readapta, y si se hace bien, mejora incluso más de lo que se podría haber imaginado al inicio del proyecto.
Por eso, al igual que la arquitecta y conductora del programa, considero que arquitectos y branders debemos ser necesariamente empáticos. Para detectar necesidades y apuntar soluciones reales, factibles, y si pueden ser sencillas, mejor. Porque lo que hacemos no es arte, está al servicio de la gente.
También en ambos casos es clave involucrar al equipo en todo el proceso para que sea parte del cambio y se sientan orgullosos de ello. Arquitectos, ingenieros, albañiles, electricistas, fontaneros y habitantes aprenden unos de otros para construir el mejor edificio posible con los recursos de los que disponen. Lo mismo ocurre con directivos, trabajadores, equipos de marketing, ventas y estrategas y diseñadores de marca.
Una cultura de marca sólida son los mejores cimientos para el crecimiento y para el éxito. Sigamos construyéndola y cultivándola.